Balón gástrico: riesgos y consecuencias

Todo lo que necesitas saber sobre los posibles riesgos del balón gástrico para tomar decisiones informadas. 

Balón gástrico: riesgos y consecuencias

El balón gástrico o balón intragástrico es una opción cada vez más popular como tratamiento para la obesidad de forma menos invasiva que la cirugía bariátrica. Sin embargo, aunque su uso puede ofrecer una pérdida de peso significativa, también implica ciertos riesgos y efectos secundarios que es importante que conozcas. En este artículo, abordamos todo sobre el balón gástrico, riesgos y consecuencias, y cómo manejarlos para maximizar la seguridad del tratamiento.

Balón gástrico

Balón gástrico: riesgos

El balón gástrico consiste en la colocación de un dispositivo de silicona en el estómago para reducir la capacidad de ingerir grandes cantidades de alimentos. Al ser un procedimiento mínimamente invasivo, presenta riesgos menores en comparación con una cirugía. Sin embargo, es común que durante los primeros días después de la colocación, los pacientes experimenten efectos secundarios como náuseas, vómitos, dolor abdominal o reflujo gastroesofágico¹. Estos síntomas son típicamente temporales y se gestionan con medicamentos indicados por el especialista.

A pesar de ser menos frecuente, existen complicaciones graves que pueden surgir, como el desinflado del balón, lo que podría provocar una obstrucción intestinal si el dispositivo migra al intestino delgado². 

Efectos secundarios a corto y largo plazo

Durante el primer mes tras la inserción del balón gástrico, el cuerpo se adapta a la presencia del dispositivo. Es común experimentar una sensación constante de saciedad o presión en el estómago, lo cual es parte del proceso de adaptación. Sin embargo, algunas personas también pueden desarrollar acidez estomacal o hinchazón. En la mayoría de los casos, estos efectos disminuyen con el tiempo, pero es importante seguir las recomendaciones dietéticas y de estilo de vida indicadas por el equipo médico para evitar complicaciones³.

A largo plazo, el desafío más común es mantener el peso perdido. Si el paciente no adopta cambios sostenibles en su dieta y nivel de actividad física, existe un riesgo elevado de recuperar el peso tras la extracción del balón⁴. Por esta razón, el tratamiento debe ser parte de un plan integral que incluya apoyo nutricional y psicológico.

¿Cómo minimizar los riesgos del balón gástrico?

Los primeros días tras la colocación del balón podrías presentar molestias como náuseas o calambres estomacales, ya que el cuerpo se adapta al dispositivo. Sin embargo, estos síntomas suelen ser temporales y se gestionan con medicamentos prescritos por el médico. A medida que pasan las semanas, la pérdida de peso se vuelve más evidente. Los estudios indican que los pacientes pueden reducir entre un 10% y un 15% de su peso corporal total durante los primeros seis meses².

Los beneficios van más allá de la estética, ya que el tratamiento puede mejorar condiciones de salud relacionadas con la obesidad, como la hipertensión, diabetes tipo 2 y apnea del sueño³. Además, la intervención temprana en la obesidad puede prevenirte complicaciones graves a largo plazo, reduciendo significativamente los riesgos de enfermedades crónicas.

Impacto emocional y psicológico

Impacto emocional y psicológico

Además de los riesgos físicos, es importante considerar las implicaciones emocionales y psicológicas del tratamiento con balón intragástrico. La rápida pérdida de peso puede generar sentimientos encontrados en el paciente, desde la alegría por los resultados hasta la ansiedad por mantener el peso perdido. Es posible que algunas personas experimenten un cambio en su percepción corporal, lo que podría llevar a desafíos emocionales adicionales.

Contar con el apoyo de un equipo multidisciplinario, que incluya un psicólogo especializado en este tratamiento para la obesidad, puede ayudar a gestionar estos cambios emocionales y a desarrollar una relación más saludable con la comida y el propio cuerpo. De esta forma, se incrementan las probabilidades de mantener los resultados obtenidos a largo plazo.

Conclusión

El balón intragástrico es una opción efectiva para el tratamiento de la obesidad, pero no está exento de riesgos y consecuencias que deben considerarse detenidamente. Al estar bien informado y seguir un plan de tratamiento supervisado, es posible maximizar los beneficios del procedimiento y minimizar los riesgos.

Referencias:

  1. Lopez-Nava, G., Bautista-Castaño, I., Jimenez, A., Lacy, A., & Miras, A. D. (2016). Obesity management: the role of intragastric balloons. Expert Review of Medical Devices, 13 (4), 329-336. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/27444806/
  2. Espinet-Coll, E., Nebreda-Durán, J., & Palazón-Bru, A. (2023). Long-term outcomes and complications of intragastric balloon. World Journal of Gastroenterology, 29 (10), 1595-1605. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/39023674/
  3. Kumar, N., Bazerbachi, F., Rustagi, T., & Dayyeh, B. K. A. (2018). Weight regain after bariatric surgery: the role of lifestyle changes. Gastroenterology & Hepatology, 14 (6), 378-384. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33788158/
  4. Dawes, A. J., Maggard-Gibbons, M., Sullivan, J. S., Nguyen, D. K., Yermilov, I., & Chen, W. P. (2013). Complications of Adjustable Gastric Band Surgery. Obesity Surgery, 23 (11), 1737-1741. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/23945722/

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